La tierra es tuya

Al investigar sobre la composición de la tierra de Chipre a través de su mapa geológico, he descubierto que hay tierras con minerales distintos en el lado grecochipriota y turcochipriota que, dentro de la isla, solo existen en uno u otro lado. Concretamente, hay dos tipos de tierra en la isla, que son visualmente muy distintas entre sí y que se ubican en cada uno de los bandos: el Mamonia Complex y la formación de Dhikomo. 

En el lado grecochipriota, cerca de la ciudad de Pafos, se encuentra un pueblo llamado Mamonia. Tiene este nombre porque en la zona existe un mineral llamado Mamonian Complex, que contrasta por su intenso color que es de distintas tonalidades de rojo y marrón. Este mineral Incluye en su composición rocas volcánicas del grupo Dhiarizos, rocas sedimentarias pelágicas del grupo Ayios Photios y rocas metamórficas del grupo Ayia Varvara. Las rocas de la zona de Mamonia han sido formadas y mezcladas con grandes fragmentos de las rocas ofiolíticas de Troodos, que es la cordillera más grande de Chipre, y representa el inicio de la superficie del país. Es también donde se ubica la montaña de mayor altura, el Monte Olimpo.

En la parte del Norte de Chipre, existe la segunda cordillera notable de la isla. La llamada cordillera Kyrenia o Pentadáctilos, por la forma característica de su elevación principal, recorre toda la costa septentrional, donde la elevación del suelo genera un desnivel muy acentuado. La tierra que se encuentra en esta zona es constituida por tres formaciones: Hilarion, Sykhari y Dhikomo. Su color es diferente del Mamonia Complex, ya que consiste en distintas tonalidades de beige y blanco. Las tres formaciones geológicas principales llamadas Dhikomo, Sykhari e Hilarion, constituyen las principales masas de tierra de la cordillera de Kyrenia. La Formación Dhikomo está formada por calizas deformadas de lecho fino con capas de filitas grises y verdes, la Formación Sykhari, por calizas dolomíticas masivas y densamente estratificadas y la Formación Hilarion, por calizas de estratificación media a masiva las cuales son sometidas a un grado muy bajo de metamorfismo.

El hallazgo de estas tierras tan particulares a cada lado de la frontera, me permite emplearlas como un símbolo: ambas culturas pareciera que se encuentren, como esta tierra, arbitrariamente separadas y aunque en el caso de las tierras, mediante un análisis químico, se podría revelar que son sustancialmente diferentes, los humanos somos iguales. Somos una nación con dos bandos. Ambos tienen raíces diferentes: los turcochipriotas tienen raíces turcas y los grecochipriotas tienen raíces griegas. Ambos comparten un solo territorio: la isla de Chipre, ambos se denominan chipriotas.

Este hecho suscitó mi curiosidad y me propuse una acción sencilla, aunque cargada de contenido poético: extraer seis sacos de tierra (aproximadamente 200 kg) en cada una de estas localizaciones y verterlas en el lugar que ocupaba la otra. Mezclando estas dos tierras trato de emular el concepto de Enosis —definido al inicio de estas páginas—, sobre el cual he oído hablar desde que nací. En este caso me apropio de la palabra resignificándola a través de la unión entre turcochipriotas y grecochipriotas.

La parte más complicada en la realización de esta obra fue cruzar la frontera en Nicosia, entre Chipre y Chipre del Norte, transportando una gran cantidad de tierra. Antes de realizar la acción estuve 46 buscando los permisos para asegurar el tránsito. En ningún momento recibí la misma respuesta por parte de cada uno de los agentes con los que tuve contacto en la frontera. Cada funcionario me dio instrucciones diferentes, haciéndolo todo más confuso. Como si de una metáfora del registro político se tratase. Así que decidí hacer toda la acción con cuidado de no ser descubierto, llevando un documento de la Universidad que describe mi acción como pieza artística. Los dos grandes riesgos se dieron en el momento de registrar el coche en el momento de cruzar la frontera y en el momento de grabar en la zona ocupada, que está llena de bases militares. Si grabas cerca de estas bases puedes ser detenido, con la agravante de que, por estar fuera de su territorio, mi país iba a lavarse las manos. Los delitos fronterizos están penados con prisión. Me parece inhumano ir a la cárcel por una razón como esta. Mucha gente cada año es encarcelada por las autoridades del país, por el simple hecho de hacer fotos sin saber que pertenecen a territorios de bases militares. Artículos recientes relatan estos sucesos: El día 3 de septiembre de 2022 Andreas Soutzis fue detenido y encarcelado en el lado Turco al volver a cruzar la frontera de Chipre porque había tomado fotos en dos bases militares de Chipre. La autoridad turca lo consideró como un espía griego. (Financial Mirror, 27/09/2022). Dos mujeres, madre e hija, fueron arrestadas en Morphou mientras tomaban fotos de su antigua casa por considerar que estaban invadiendo un área militar. (Financial Mirror, 16/09/2019). Estos antecedentes me hacen pensar, quizás la próxima vez que vaya a cruzar la frontera pueda ser detenido debido a la realización de la pieza: La tierra es tuya y EN la línea, ya que he registrado muchas imágenes en zonas donde no se puede grabar nada.

El ser humano ha conseguido evolucionar tanto: edificios enormes, viajes a otros planetas, tecnología, pero no hemos entendido la cosa más importante, que somos todos de la misma tierra, entonces quizás no hemos llegado a ningún lado. ¿Cuántas personas luchan cada día para tener un papel que dice que son de un país? Lucharon muchísimo para conseguirlo y sus compatriotas les tratan de manera diferente por su raza, incluso cuando los documentos avalan que son de la misma tierra. ¿Qué importancia tiene si no hemos logrado el respeto más elemental? ¿Qué importancia otorgamos a la vida en un entorno en el que el futuro es cada vez más borroso? Sabemos que estamos destruyendo la tierra y continuamos con la destrucción más y más rápido.

Me dispuse a trabajar con la tierra por una analogía. Desde una perspectiva poética, una guerra debate exactamente eso: un 48 puñado de tierra codiciada a cualquier precio. En Chipre, la tierra que nos originó, la tierra que es nuestra madre, llora de pena al ver el conflicto entre sus hijos. Desgraciadamente los conflictos bélicos y la jerarquía entre países que generan a su paso, se cobran damnificados por millones alrededor del mundo. Es fácil pensar en las mutilaciones, pero no son menos importantes aquellos que se ven obligados a pelear por una nacionalidad totémica que debiera parecernos ilocalizable después de tantos años de conquista y conquistadores. Debido a su situación geográfica y las numerosas ocupaciones que ha sufrido a lo largo de la historia, Chipre es uno de los territorios del mundo con mayor mezcla racial. Esta mezcla puede percibirse simplemente fijándonos en el color de piel de sus gentes. También el racismo juega un papel importante en mi obra: en esta acción se tratan dos tierras de la misma isla cuyos distintos colores bien podrían recordarnos a la piel de sus gentes. En ambos lados encontramos distintas tonalidades de piel al igual que de tierras. Así, la metáfora también se relaciona localmente: las tierras y sus gentes. Sin embargo en mi obra, las tierras cruzan las fronteras, no sólo por el hecho local de la división impuesta, sino desde el acto simbólico de trascender fronteras ideológicas, como el racismo, para mezclarse, fundirse, hasta ser indiscernibles. Con ello sostengo la importancia de mantener esta lucha eterna que trasciende fronteras.

La mezcla racial en mi país me recuerda a una de las obras que Daniela Ortiz mostró en el Palacio de la Virreina a finales de 2019 en su exposición Esta tierra jamás será fértil por haber parido colonos (Ortiz, 2019). En su performance Jus Sanguinis (Ortiz, 2016), la artista se hace una transfusión de sangre de un ciudadano español mientras estaba embarazada de 4 meses. Esta transferencia resulta una respuesta a la exigencia por parte del estado, de la presencia de “sangre española” como forma de obtención de la nacionalidad del bebe que Ortiz esperaba. Así mismo, Núria Güell en su pieza Ayuda Humanitaria (Güell, 2008- 2013), convoca un concurso para escoger al cubano que podrá contraer matrimonio con ella obteniendo así un salvoconducto a la nacionalidad española. ¿A cambio de que? Los participantes deberán postularse escribiendo para Güell la carta de amor más hermosa del mundo. Un jurado compuesto por tres prostitutas seleccionó al ganador, que tras cinco años de matrimonio y mediante la pertinente burocracia obtuvo al fin la nacionalidad española. Mediante esta intervención contractual Güell pone en cuestión, no solo nuestra concepción del amor romántico, sino también la gestión aleatoria de derechos en función del lugar de nacimiento.

Al plantearme esta acción, Francis Alÿs fue uno de mis referentes más claros, no Ortiz, D. (2019). Jus Sanguinis [Performance] Colección de la artista. Güell, N (2008-2013) Ayuda humanitaria [Instalación]. Santa Mónica, Barcelona, España. sólo por los temas que trabaja (The Green line, 2004) o por cómo los aborda (Color matching, 2016), sino también por cómo documenta sus intervenciones. En su obra Sometimes making something leads to nothing (Alÿs, 1997), la documentación es magistral. Un plano en movimiento registra, con algunos lapsos, el proceso por el cual un gran bloque de hielo se deshace en su fricción con el pavimento de la Ciudad de México. Me atrae la forma que está grabado todo y el artista no dice nada, dejando que el título, su acción y su esforzado paseo por la ciudad, hablen por sí solos. Decidí documentar mi pieza a través de un solo video y cuatro fotos que resumieran la acción. Apliqué el tópico: menos, es más.

En el mundo actual, la lucha diaria se centra en adquirir, sobre todo, más bienes materiales de los que en realidad necesitamos y sobre todo mas dinero. La ambición reina y las personas se enfrentan entre sí para obtener una porción adicional de lo que ya poseen, sin embargo, todos somos conscientes de que nacemos para morir. Al final de nuestras vidas, no podemos llevarnos todos estos bienes materiales a ningún lugar. En relación a esto tengo muy presente la obra de Michael Rakowitz donde pone en tela de juicio las políticas de visibilización de las culturas de Oriente Medio. En su obra The Invisible Enemy Should Not Exist, (Lamassu)¹ (Rakowitz, 2018), ocupa una de las peanas de Trafalgar Square, en Londres con una réplica de Lamassu² realizada íntegramente con latas de dátiles. Rakowitz la reproduce, no solo en un intento de visibilizar la destrucción causada por la guerra, sino también tratando de evidenciar la hipocresía sostenida por un gobierno que mantiene en alza el marcado de su principal producto de exportación, el dátil, mientras su pueblo es arrasado.

Creo que, si los chipriotas viesen con más claridad las cosas, podrían entender que es su propia gente la que fue asesinada por los turcos y por los griegos durante la guerra. Es su propia gente la que debió exiliarse y escapar del país dejando atrás sus casas. Por eso tengo presente en la mente dos obras de la Emily Jacir. Memorial to 418 Palestinian Villages which were Destroyed, Depopulated and Occupied by Israel in 1948 el 2001 invita a voluntarios a coser los nombres de los 418 pueblos de Palestina que fueron destruidos y abandonados con la ocupación de Israel en 1948 en una tienda para refugiados de UNRWA. Esta pieza impacta visualmente haciendo desde lejos ver muchos nombres cosidos en tienda pero cuando llegas a pensar que los nombres son de pueblos y no de personas, la cantidad se multiplica exponencialmente. Te pones a imaginar una cantidad inmensa de personas heridas, muertas y las consecuencias hacia sus familias; tal como pasó con la operación Atila uno y dos. También en Bethlehem and Ramallah, April, (Jacir, 2002) realiza una instalación de 12 fotos hechas en Abril de 2002 en Jerusalén donde se puede ver los desastres provocados por un atentado provocado por al-Aqsa Martyrs Brigades . En estas fechas a las puertas del Mercado Mahane Yehuda en Jerusalén hubo un bombardeo con 6 muertos y 104 personas heridas. Son imágenes de las terribles consecuencias del terrorismo o de cualquier forma de violencia, creando en el espectador la imagen del horror. Uno se siente extrañamente agradecido por no haber pasado por este mercado en ese momento .

Mi viaje a Chipre sirvió para revivir imágenes que permanecían aletargadas en mi consciencia. Tomé la cámara y me propuse registrarlas con la intención de hacer un fotolibro para mostrar una perspectiva de la isla alejada de la postal turística. ¿Cómo se usa el muro de la Línea Verde dentro del centro de la ciudad de Nicosia para diferentes propósitos? ¿Estos propósitos favorecen o perjudican la visión de la ciudad?

Link de la pieza La Tierra Es Tuya: https://youtu.be/a8sScsUicG8 .

Imagenes de la intervencion en el paisage de la pieza La tierra es tuya en el lado Turcochipriota .

En la Línea

Cubo de tierra


El foto-libro titulado En la Línea es un registro visual que documenta mi trayecto desde mi casa hasta el centro de Nicosia, a través de 52 fotografías. El término “en” se refiere a que camino en primera persona sobre esta línea y la registro ordenadamente, trazando la ruta desde mi casa en el Barrio Kaimakli (del que ya hemos hablado anteriormente), hasta el centro de Nicosia, la única y última capital en el mundo que está dividida por la mitad.

El tema principal del fotolibro es una línea verde que atraviesa todas las páginas superponiéndose a las imágenes. Sobre ella, una línea de texto relata la realidad de los efectos de la Línea Verde en mi barrio y en la capital. El texto está grabado sobre la Línea Verde, así como mis recuerdos están arraigados en Kaimakli, el lugar donde nací y crecí. Las imágenes están enmarcadas en un borde blanco, haciendo referencia a cómo la línea verde atraviesa el marco, de la misma manera en que divide el país de Chipre en su totalidad y no solo en ciertas áreas.

El texto se muestra parcialmente velado y condiciona la lectura, con lo que pretendo simbolizar la desinformación realizada por el estado. Es impactante que incluso después de completar mis estudios, desconozca la historia y los errores de mi país. En parte, la situación actual del conflicto se debe a nuestro sistema educativo. Sé que, para que se pueda producir un cambio es necesario que las personas puedan acceder a la totalidad de la información.

Sobre las imágenes, En la línea reproduce este texto:

Nicosia es la última capital del mundo que está dividida en dos. Mi barrio también lo está. Estas imágenes documentan una ruta desde mi casa hasta el centro de la ciudad. Algunas partes de la ruta las realicé con el coche para poder disparar con la cámara sin ser detenido, ya que por todas las zonas que registré está estrictamente prohibido tomar fotografías. Kaimakli es un barrio de 12.000 habitantes, atravesado por la Línea Verde. En su interior se arremolinan campos militares, búnkeres, mallas de alambres con púas, muros de barriles, carteles que prohíben filmar y cruzar. Es el peor lugar para que un niño crezca, para que juegue. Antes de la década de los 60, Kaimakli era un barrio grande e importante que formaba parte de la ruta desde el norte hasta el centro de la ciudad. Era un punto de entrada para el comercio local y hoy, lo único que llega desde el norte, es el sonido de las oraciones del Imam y algunos inmigrantes ilegales intentando entrar en Europa cruzando la peligrosa Línea Verde, arriesgándolo todo en pos de un futuro mejor. En la mayoría de los casos suelen ser detenidos por la policía o por la ONU al entrar al país o antes de que puedan atravesar la frontera. Las autoridades les golpean para que no se atrevan a seguir soñando. Caminando por la Línea Verde en mi barrio recordé cuando de niño, una pascua, circuló la noticia en el barrio de que los soldados del bando turcochipriota estaban tirando piedras hacia los soldados grecochipriotas. Un día, jugando con mis amigos del barrio en una zona al lado de la Línea Verde, un soldado nos disparó. Lo hizo porque uno de nosotros tiró dos limones hacia el campo militar de los turcochipriotas. Por suerte, el disparo impactó en un coche abandonado que se ubicaba a 20 centímetros de nosotros. Debido al miedo, caímos todos al suelo con las manos cubriendo las orejas. Durante los siguientes 15 minutos, un pitido constante anuló cualquier estímulo sonoro. El odio, la rabia hacia el otro bando transmitida de padres a hijos es el único argumento para esta anécdota. Todo pasó sin pensar las consecuencias, como acostumbra cuando eres un niño. Continuamos jugando por el barrio sin miedo, pero nunca más en la zona dónde nos dispararon. Tuvimos mucha suerte este día. Cuando uno vive con miedo constante, con el tiempo se acostumbra, y ese miedo aparentemente desaparece, aunque siga presente. Esta ruta me despertó distintos sentimientos, recuerdos y escenas de mi infancia, donde usaba mi imaginación y pasaba el tiempo dentro de los búnkeres imaginando escenas de la guerra. En aquel momento lo encontraba como un juego, hoy, desde mi punto de vista, es otra cosa, y creo que no es sano 58 almacenar en la conciencia de un niño tantas imágenes de guerra. La memoria de la infancia se nutre de armas de juguete, soldaditos, videojuegos y películas bélicas, en mi barrio los niños son directores de esas películas. Chipre es una isla con gran atractivo turístico por sus espectaculares playas, pero en Nicosia no hay mar. La mayoría de los turistas la visitan para ver como la ciudad está partida por la mitad, para cruzar la frontera desde el centro de la calle Ledra, hacia la parte turcochipriota. Allí se encuentra la parte más estrecha de la Línea Verde. Puedes cruzarla en aproximadamente 20 pasos. Creo que les recuerda un poco al muro de Berlín que también es una atracción turística. El registro del barrio continúa hasta el centro de la ciudad donde la cara lavada oculta la presencia militar: los puestos militares recuerdan a casas, ya que están pintados con los colores de la bandera de Grecia y de Chipre; los bares y restaurantes utilizan los residuos metálicos de Línea Verde en la calle como decoración y crean una atmósfera agradable para el público del centro de Nicosia. El miedo se camufla en la pantomima hasta desaparecer. Las emociones se difuminan y la ciudad de Nicosia deviene escenario de un relato oportunamente escrito.

Gracias a la estructura piramidal que vivimos donde la ocultación de información es una práctica habitual, se crea una nube gris porque la punta arriba de la pirámide supera el cielo, así que todo se ve borroso desde abajo. La gente que se ubica por encima de esta estructura engaña a los de abajo ocultando información. Cuando las personas que se ubican abajo se dan cuenta, les despierta odio y rabia hacia los de arriba. Se desata la revolución. Aun así somos peones en un tablero de ajedrez para aquellos que todavía permanecen en la cúspide de la pirámide. Ellos juegan con nuestras vidas para ganar su partida.

Imagenes de la intervencion en el paisage de la pieza La tierra es tuya en el lado Grecochipriota

La pieza Cubo de tierra, sintetiza en un cubo de 6,5cm, la acción desarrollada en La Tierra es Tuya. En el interior de sus transparentes paredes, los dos tipos de tierra extraídos aparecen inicialmente separados. Parece inevitable que, con el movimiento del pequeño objeto, las tierras, inicialmente separadas, se mezclen progresivamente hasta formar una sola, siendo imposible distinguirlas. Ha sido imaginado como un objeto interactivo para hacer partícipe al público de este proceso de Enosis. Representa el primer paso necesario para la Enosis: La voluntad de cada individuo.

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